Gracias

Hoy es un día para festejar. Ya son dos años desde que puse la primera entrada en el blog y estoy muy contento no sólo porque he tratado de mantener una escritura constante, también lo estoy porque siempre he tenido la idea de que un blog es como una botella en el mar y algunas veces llegará a tierras donde no hay nadie que lea su contenido y otras veces llegará a manos de quien está verdaderamente interesado en leer lo que está ahí adentro.
      Para mi sorpresa hay un número de visitas bastante alto para un blog que tiene como tema lo editorial, la reflexión y los libros. Debo confesar que cuando abrí este blog estaba en una crisis existencial, tenía poco de que había terminado una relación muy intensa con una mujer a la que amé mucho, las cosas en la revista donde trabajaba en ese momento estaban muy complicadas, la carga de trabajo era excesiva. En fin, el blog fue un intento de catarsis, que claro, fue abandonada muy rápido y que mutó en mí preocupación por saber más respecto de mi oficio. Es por ello que lo que ustedes leen es sólo el resultado de mis estudios e investigaciones sobre los temas que me interesan. El resto son algunos cuentos o poemas que he escrito.
      Sin más verborrea que gastar, quiero dedicarles esta entrada, lectores invisibles y no tan invisibles, pues quiero agradecerles a todos el donar unos cuantos segundos a la lectura de este blog. Espero muchos años más para compartir lo que aprendo con ustedes.

Comentarios

Teri Yakimoto ha dicho que…
Mois, me hago visible con este comentario para felicitarte por estos dos años de blog... Abrazos también por tu cumple mañana!!! Sabes que se te quiere... Beso
Moisés ha dicho que…
Muchas gracias, mi querida Teri. Es un placer compartir la lectura, la amistad y las risas. Te mando un gran abrazo.
rosaignea ha dicho que…
la botella ha llegado a Linares chile. agradecido de interesantes articulos para avanzar en el oficio.
paz y salud

Entradas populares de este blog

Signos para la corrección tipográfica

Diccionario editorial: Colgado

El origen de la minúscula