Hoy les quiero compartir un párrafo que me ha dejado sorprendido. No puedo imaginar otro tipo de pasión por la lectura que la que se cuenta a continuación: Según cuentan, Catón de Utica, antes de quitarse la vida, se retiró a sus aposentos, tomó el Fedón , el diálogo de Platón que trata del alma, y leyó una buena parte del mismo. Advirtió entonces que su espada no estaba en el lugar de costumbre, preguntó el motivo a un criado sin obtener respuesta; volvió, pues, a su lectura, pero de nuevo la interrumpió para ordenar a su criado que le devolviera su espada. Una vez terminado el libro, como nadie le llevaba el arma requerida, hubo de gritar para que la orden fuera obedecida; conseguido por fin su objetivo, volvió con el escrito de Platón y lo leyó de nuevo dos veces. Al final, después de haberse adormecido por unos momentos, se suicidó clavándose la espada en el pecho. Tomado de Historia de la lectura en el mundo occidental , dirigido por Guglielmo Cavallo y Roger Chartier, Ed. Taurus.