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Mostrando entradas de octubre, 2012

El fin justifica la redacción

El lunes empezó bien. El trabajo me dejó una nueva sonrisa en la cara. La novedad es la siguiente, me acabo de enterar que algunas monedas no tienen dos caras. Esto lo digo por la esta afirmación: “La moneda mexicana tiene dos caras”. Muy en el sentido de la avidez de novedades emprendí una búsqueda en la web para dar con las monedas que no son mexicanas y que tienen más de una cara (quizá hay monedas con tan sólo una cara, como esferas). Busqué y busqué y nada encontré. No por lo menos en las monedas actuales, porque recuerdo que algunas monedas chinas tenían la peculiaridad de ser relativamente amorfas. Pero, en el uso actual todas las monedas, con el perdón del autor de matemáticas, tienen dos caras.    Por la tarde empecé a revisar un nuevo documento, también de Matemáticas. En ese texto la redacción empeoró. El nivel de trabajo tuvo que ser mucho más minucioso, el resultado se notó en los comentarios que el autor recibió. En este texto lo que llamó mucho mi atención ...

El problema de la traducción en el mismo idioma

Corregir un texto cuando no se tiene al autor sentado junto a uno implica dar por sentado lo que el autor estaba pensando al momento de redactar su texto. Desde ese momento empieza el trabajo de la traducción de un pensamiento a otro pensamiento, aunque es en la misma lengua. Preguntas como: ¿Qué quieres decir? ¿A qué te refieres con? ¿De qué modo puedo entender estas palabras? ¿Cuando utiliza esa palabra, estaba pensando en determinado contexto? ¿Qué estaba haciendo el autor a las cinco de la tarde, y sin café? Y es que luego uno lee oraciones como las siguientes: Aparecerá una calle; deberá haber la salida de un callejón oscuro; será poco después del anochecer. Entonces uno se siente un indio, va al baño y se pinta la cara para saludar a todos con la pipa de la paz.    De entrada el uso del verbo con el que inicia la oración es un problema. Aparecerá... no una persona, no un perro, no un avión, no una araña, ni mucho menos un fantasma, lo que aparecerá será u...

De esas palabras...

La semana pasada tuve un encuentro cercarno del tercer tipo con una palabra que he usado en más de una ocasión, incluso he comprado productos que utilizan la palabra, pero nunca la había escrito: destapacaños. Estaba revisando un texto de química cuando leí la palabra "destapa caños". Entonces empezó la gran duda. ¿Se escribe junta o separada? Después de una rápida búsqueda en algunos manuales y de consultarlo con el otro corrector, llegamos a la conclusión de que destapacaños tenía que escribirse junta. Tal y como se escribe sacacorchos (palabra que está registrada en la RAE, pero no destapacaños). Esto se debe a una regla sencilla, las palabras compuestas como sacar y corcho, claro y oscuro, etcétera, se unen para formar una sola. Por esa razón se dice destapacaños y no destapar caños. Independiente de esta breve reflexión ocasionada por la corrección, ese día estuve pensando en la cantidad de palabras que se quedan sin estar en un escrito; miles que muchas veces hablamos...

Editar: un diálogo

Algunas veces editar es un oficio que puede causar ciertos conflictos al editor, sobre todo cuando la publicación que estás trabajando tiene a varios autores. En estos momentos he estado trabajando con la segunda publicación del Cuarto Aniversario de Noctambulante. Los textos, todos relacionados con el cine y los monstruos, son muy interesantes y algunos sumamente entretenidos. Y es ahí cuando empieza el problema. ¿Cómo iniciar el diálogo entre el autor y el lector? ¿Cómo propiciar un diálogo entre los mismos autores dentro de la publicación? ¿Cómo hacerlo en la totalidad de la obra con el lector? Lamentablemente no se puede aplicar la vieja costumbre del profesor. Aventar la primera página del escrito y decir: los que caen sobre la mesa, van primero, los que caen en el suelo van al final. No, aunque algunas veces dan ganas de hacerlo. El problema es que no soy tan... vale madres. Me gusta, y considero una obligación, generar un diálogo (de toda la obra con el lector). Y es que hace...

Ocultado un sentir

Escribir es una de las actividades más complicadas. ¿Por qué? Porque cuando escribimos reflejamos nuestro estado de ánimo: alegría, tristeza, preocupación, enojo... Y la complicación radica en escribir pensando en el lector. No es lo mismo escribir para uno, en su diario, donde se puede reflejar totalmente el estado de ánimo y donde poco importa el estilo, a escribir para un diario, una revista, una agencia de publicidad, incluso un trabajo escolar. Un escrito es igual que un diamante, su valor y belleza se adquiere por el modelado, por el brillo que tiene (técne, dirían los griegos), y no le viene de su estado en bruto. Y aunque siempre se halaga cómo mediante un escrito un autor pudo hablar de determinado sentimiento, de seguro ese sentimiento nunca es el mismo, el que sintió el autor.        Dice mi admirado Vicente Quirarte que hay que  escribir con todo el cuerpo . Aunque la frase me atrae, me deslumbra, pienso diferente. No puedo escribir como siento porq...

De la autocorrección o el alter ego en pleno fracaso

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En los últimos días me he enfrentado a un viejo fantasma: la autocorrección. Digo que es un viejo fantasma porque en verdad es uno de los ejercicios más complicados que he hecho desde que decidí dedicarme a la escritura. Llevar lo que produzco ante el ojo crítico, ante el ojo que logra analizar todo con la meticulosidad del otro, simplemente me parece una cosa de locos, un ejercicio donde el desdoblamiento puede resultar una verdadera catástrofe. Una lucha en el propio alter ego , eso es lo que siento cuando tengo que realizar determinado ejercicio.        Recuerdo que cuando estaba en la secundaria amaba jugar ajedrez (aún lo amo) pero como no tenía nadie con quién compartir tal pasión lo que hacía era sentarme en una mesa y jugar contra mí mismo, la ventaja es que siempre ganaba, siempre yo salía victorioso. Moi, me decía, moi , me contestaba. El ejercicio era un verdadero engaño pues nunca me pude atacar con la fuerza y vitalidad con la que me gusta. Mi problema ...