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Mostrando entradas de noviembre, 2012

¿Qué se hace con los libros que no regalarías ni a tu peor enemigo?

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B ueno o malo en general me parecen palabras que tienen un cierto grado de complejidad al momento de emplearlas. ¿Por qué digo esto? Porque, como lo hizo notar Nietzsche en S obre verdad y mentira en el sentido extramoral , ambas palabras han tenido una inversión de valor dejando de lado su terreno moral para estar en el de la verdad. La mentira se confunde con la falsedad, y todo lo que es una mentira está contra la verdad. Bajo esta estructura decir que algo no es bueno (es malo) es afirmar que no es verdadero. Las implicaciones que hay en la conjugación de lo Verdadero con lo Bueno pueden ser terribles y llegar a grados extremos de idealismos (quema de libros, creencias religiosas, genocidios...). Dicho de otro modo: el "quién no está conmigo, está contra mí" parte de la conjunción arriba señalada. Sólo quien tiene la verdad es bueno y conoce el camino correcto para los demás.     Todo lo anterior es para señalar que el terreno de los libros, y de las personas que gustamo...

Necesito silencio

Desde hace ya varios años me he enfrentado, en cada espacio de trabajo, a un factor que cada día se me hace más complicado bloquear: las voces, que en determinados momentos de la jornada laboral simulan los de una plaza. Sí, las voces están ahí, y no son las mías, no son las que habitan mi mente y que luego dan paso a algún personaje de cuento. Las voces a las que me refiero pertenecen a los compañeros de trabajo. Son esas voces, que como los chismes, nacen sin motivo alguno. Irrumpen el espacio y hacen que el lugar donde se trabaja sea agradable. Sin embargo, las voces (más la música, las pruebas de audio, y otros factores) impiden que pueda tener una concentración adecuada al momento de corregir un texto.     La otra vez platicaba con una amiga sobre esto, le decía que cuando era estudiante podía leer en el camión a la par que me bloqueaba con los audífonos y por algún medio que olvidé, no escuchaba ni la música ni los sonidos del entorno. Creo que me engañaba. En realidad ...