Al leer el blog de Nisaba y su entrada que habla sobre el número de lecturas que se deben hacer antes de corregir o reescribir un texto recordé los tiempos en que trabajaba en una revista. y en donde tres personas leíamos, cada uno, los artículos de la misma para pedir los cambios antes de que el equipo de diseño empezara a vaciar el contenido y a formar la revista. Mi entonces coordinadora editorial, en su proceso editorial -y quizá temor a la errata, gazapo, error o ausencia- no conforme con la primer lectura en la que se detectaban las incrongruencias del texto o la falta de claridad, que se arreglaban con el autor, volvía a cambiar el texto, le brindaba unos ojos nuevos, en el que se hacía el mismo proceso de lectura diagnóstica o de revisión. Después, ya que se hacía una revisión de tres vueltas y donde ya se había arreglado todo con el autor, se mandaba a diseño para que continuara el proceso de edición. Me parece que muchas ve...