Una cita y una pregunta
[...] un libro es más que una estructura verbal, o que una serie de estructuras verbales; es el diálogo que entabla con su lector y la entonación que impone a su voz y las cambiantes y durables imágenes que deja en su memoria. Ese diálogo es infinito; las palabras amica silentia lunae significan ahora la luna íntima, silenciosa y luciente y en la Eneida significaron el interlunio, la oscuridad que permitió a los griegos entrar en la ciudadela de Troya. La literatura no es agotable por la suficiente y simple razón de que un solo libro no lo es. El libro no es un ente incomunicado: es una relación, es un eje de innumerables relaciones. Una literatura difiere de otra, ulterior o anterior, menos por el texto que por la manera de ser leída.
Borges, Otras inquisiciones, Madrid, Alianza.
Mi lectura matutina terminó con esta increíble cita. Después de seis meses de estar revisando cada una de las líneas de La palabra frente al vacío –un libro interesante por tratar de rastrear la filosofía del lenguaje que exploramos en la actualidad desde la filosofía de un monje budista llamado Nagarjuna, quien sostiene que la ilusión misma es una ilusión– logré escribir un párrado de mi tesis.
Ahora bien, con el ánimo de provocar la reflexión haré la siguiente pregunta: ¿Cómo es que el libro, que tiene toda la intención de conservar lo escrito (preservar el pensamiento del caracter corrosivo del tiempo), puede mantener algo tan vivo como el mismo pensamiento?
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