El túnel interminable
Como es ya costumbre, suelo leer en voz alta libros a mi hijo. Hago esa lectura por dos razones, la primera, porque me gustan los títulos de estos libros y porque su extensión es muy grande para alguien de siete años; la segunda, creo que es una buena introducción a la lectura, es decir, mi hijo lee sus propios libros, los que son clasificados para su edad, y yo le leo otro tipo de literatura.
En estos momentos estoy leyéndole Corazón de tinta, de Cornelia Funke, coeditado por el FCE y Ediciones Siruela. Este hermoso libro merece una reseña mucho más interesante y que tendrá que ser para otra ocasión. Hoy mi interés es algo que apunta a la redacción o traducción, como posiblemente será el caso.
Mientras leía una parte muy interesante respecto a la descripción del villano lo siguiente llamó mucho mi atención:
Un problema muy frecuente al momento de redactar –lo digo por experiencia– es cuando queremos poner ciertos matices que den un efecto de fuerza, de cansancio, de miedo, etcétera, a la lectura de un texto y no nos percatamos de lo que estamos escribiendo. Por eso siempre es recomendable dejar reposar un texto el mayor tiempo que se pueda, para tener un distanciamiento al respecto, y leerlo en voz alta. Por otro lado, si por algo se fue el error, están las lecturas que se harán en la editorial.
En el caso del presente libro, es una traducción, por lo que la traductora debió de tener mucho cuidado con ciertas frases. Sin embargo, entiendo que las 606 páginas del libro pudieron terminar por cansar a la traductora, aunque no la justifico porque el error de redacción está en las primeras cincuenta páginas. Independientemente de eso podemos ser benévolos y aceptar la errata, para eso está todo el equipo editorial, es decir, la corrección de estilo –en cuya lectura tuvieron que notarlo– y las lecturas de pruebas. Como es evidente, en ninguna de estas lecturas se hizo el cambio.
Supongo que ya muchos habrán notado la peccata minuta pues la resalté desde el nombre de la entrada. Sí. Los "túneles interminables" que en algún momento dejaron de ser interminables para que el narrador nos contara cómo las colinas mutaban en montañas. El error se corrige muy fácil, sólo es necesario poner una expresión adecuada a la comparación: "...preguntó mientras atravesaban un túnel que parecía interminable."
En fin, hay que recordar que siempre es bueno leer, es decir, hacer una lectura pensada de lo que estamos escribiendo, no nos vayamos a perder en túneles verdaderamente interminables.
En estos momentos estoy leyéndole Corazón de tinta, de Cornelia Funke, coeditado por el FCE y Ediciones Siruela. Este hermoso libro merece una reseña mucho más interesante y que tendrá que ser para otra ocasión. Hoy mi interés es algo que apunta a la redacción o traducción, como posiblemente será el caso.
Mientras leía una parte muy interesante respecto a la descripción del villano lo siguiente llamó mucho mi atención:
–Esa tía con quien vamos, ¿tiene niños? –preguntó mientras atravesaban un túnel interminable.
–No –contestó su padre–. Y me temo que tampoco le gustan demasiado. Mas, como ya lo he dicho, te llevarás bien con ella.
Meggie suspiró. Recordaba a algunas tías, y con ninguna se había entendido demasiado bien.
Las colinas se habían convertido en montañas, las pendientes a ambos lados de la carretera se tornaban cada vez más escarpadas, y en cierto momento las casas no sólo le parecieron extrañas, sino distintas...
Un problema muy frecuente al momento de redactar –lo digo por experiencia– es cuando queremos poner ciertos matices que den un efecto de fuerza, de cansancio, de miedo, etcétera, a la lectura de un texto y no nos percatamos de lo que estamos escribiendo. Por eso siempre es recomendable dejar reposar un texto el mayor tiempo que se pueda, para tener un distanciamiento al respecto, y leerlo en voz alta. Por otro lado, si por algo se fue el error, están las lecturas que se harán en la editorial.
En el caso del presente libro, es una traducción, por lo que la traductora debió de tener mucho cuidado con ciertas frases. Sin embargo, entiendo que las 606 páginas del libro pudieron terminar por cansar a la traductora, aunque no la justifico porque el error de redacción está en las primeras cincuenta páginas. Independientemente de eso podemos ser benévolos y aceptar la errata, para eso está todo el equipo editorial, es decir, la corrección de estilo –en cuya lectura tuvieron que notarlo– y las lecturas de pruebas. Como es evidente, en ninguna de estas lecturas se hizo el cambio.
Supongo que ya muchos habrán notado la peccata minuta pues la resalté desde el nombre de la entrada. Sí. Los "túneles interminables" que en algún momento dejaron de ser interminables para que el narrador nos contara cómo las colinas mutaban en montañas. El error se corrige muy fácil, sólo es necesario poner una expresión adecuada a la comparación: "...preguntó mientras atravesaban un túnel que parecía interminable."
En fin, hay que recordar que siempre es bueno leer, es decir, hacer una lectura pensada de lo que estamos escribiendo, no nos vayamos a perder en túneles verdaderamente interminables.
Comentarios
Corazón de Tinta es una historia original y fascinante aunque su traducción al español no es la apropiada. De la película ni hablar, al paracer fue todo un fracaso en España.
Es cierto que sus 606 páginas te hacen desfallecer más de una vez, pero la propia historia y el misterio que la envuelve te lleva de regreso a sus páginas.
Coincido con tu errata y me sumo a tus comentarios, es lamentable que la editorial haya desapercibido ese punto. Revisaré Sangre de Tinta y Muerte de Tinta... ya te contaré qué encuentro.
No sé si la traducción sea buena o mala, creo que en éste punto siempre es mejor ser cauteloso. Creo que hay traducciones más certeras, algunas son poco afortunadas. Es decir, en estos menesteres de la escritura siempre valdrá más la capacidad del dominio del o de los lenguajes.
Esta de sobra agradecer la nueva lectura que harás de los libros que mencionas.
Gracias y un enorme saludo.