El fin justifica la redacción


El lunes empezó bien. El trabajo me dejó una nueva sonrisa en la cara. La novedad es la siguiente, me acabo de enterar que algunas monedas no tienen dos caras. Esto lo digo por la esta afirmación: “La moneda mexicana tiene dos caras”. Muy en el sentido de la avidez de novedades emprendí una búsqueda en la web para dar con las monedas que no son mexicanas y que tienen más de una cara (quizá hay monedas con tan sólo una cara, como esferas). Busqué y busqué y nada encontré. No por lo menos en las monedas actuales, porque recuerdo que algunas monedas chinas tenían la peculiaridad de ser relativamente amorfas. Pero, en el uso actual todas las monedas, con el perdón del autor de matemáticas, tienen dos caras.
   Por la tarde empecé a revisar un nuevo documento, también de Matemáticas. En ese texto la redacción empeoró. El nivel de trabajo tuvo que ser mucho más minucioso, el resultado se notó en los comentarios que el autor recibió. En este texto lo que llamó mucho mi atención es la poca coherencia lógica, no en el escrito, sino en la finalidad del escrito. Para los autores es un reto, debo aceptarlo. Ellos tienen que escribir un guión, casi de radio, donde ponen contenidos educativos. Los diseñadores instruccionales, en su mayoría pedagogos, leen el contenido y trabajan el texto para indicar a los programadores, ilustradores, y animadores, lo que el contenido necesita. Es ahí la segunda mano del contenido. En el texto que estuve revisando, con el diseñador de instrucciones reinó una frase: se verá en pantalla. Rápidamente eliminé la frase, no necesitaba leer más al respecto. ¿Por qué lo hice? En primera por la economía de las palabras. Decir una instrucción en pocas palabras es algo que programadores, ilustradores y animadores agradecen. En segunda, porque los materiales se convierten en objetos digitales y evidentemente el producto se ve en una pantalla.
   Me preocupa que las personas no piensan lo que escriben, en el sentido de no identificar el medio donde se verá reflejado su trabajo. Así como para escribir hay que tener muy claro el público al que se dirigirá el escrito (en este caso niños de entre los 12 a los 15 o 16 años), así debería pasar en el medio para el que se escribe. Si lo que escribo es para una película animada, poner muchos elementos sólo entorpecen la rápida lectura, en el sentido de que para el equipo de trabajo es importante identificar lo que tiene que hacer, sobre todo cuando el tiempo es tu peor enemigo.
   Afortunadamente para eso sirve el oficio del corrector, para ser el ojo externo al contenido mismo y poder llegar a las conclusiones que les estoy comentando, mismas que saben los autores de los guiones que reviso.

Comentarios

Sícoris ha dicho que…
Hola, Moisés:

Disculpa que escriba este comentario aquí, pero no sabía dónde hacerlo.

Tengo tu blog incluido entre mis lecturas habituales en el blogroll del mío. Hace tres días se actualizó con un nuevo escrito tuyo: "Necesito silencio", pero cuando le doy al enlace, me sale que el documento no existe y me remite al penúltimo que publicaste. He mirado en el buscador de tu página, pero tampoco he encontrado este texto.

No sé si les ha ocurrido también a otras personas, pero te lo comunico por si se hubiera producido algún fallo técnico.

Un abrazo.
Moisés ha dicho que…
Hola, Sícoris.
No alucinaste con la entrada, el problema es que se me fue el dedo y en lugar de guardar la publicación le di en publicar. Como aún no terminaba lo que quería poner, la eliminé. Pero ya está lista.

Abrazo enorme.

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