Hay algo que no cambia en el libro

Desde mediados del siglo XV, los procesos de producción del libro impreso movilizan los conocimientos y los procedimientos de todos los que trabajan en el taller tipográfico (editores, correctores, cajistas, prensistas). Irrumpe así, con la multiplicación de manuscritos que descansan en el trabajo de los copistas y difiere de la fabricación del libro en Oriente, en China o en Japón, que hasta el siglo XX ignora el empleo masivo de caracteres móviles al depender del trabajo de los calígrafos, que copian el texto, y del de los grabadores, que los disponen en las planchas de madera que sirven a la impresión. Las técnicas cambian y, con ellas, los protagonistas de la fabricación del libro. Mas permanece el hecho de que el texto del autor no puede llegar a su lector sino cuando las muchas decisiones y operaciones le han dado forma al libro.

Tomado de Roger Chartier, Cultura escrita, literatura e historia, FCE

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